El mesotelioma maligno es un cáncer poco común, que afecta con mayor frecuencia a los hombres y en Italia representa el 0,4% de todos los cánceres diagnosticados en hombres y el 0,2% de los diagnosticados en mujeres. Esto equivale a 3,4 casos de mesotelioma por cada 100.000 hombres y 1,1 por cada 100.000 mujeres. El mesotelioma es poco frecuente antes de los 50 años y alcanza un máximo alrededor de los 70 años; la tasa de supervivencia a cinco años después del diagnóstico es de poco menos del 20% entre el grupo etario de 45 a 54 años y disminuye progresivamente a medida que la edad aumenta. Según los datos más recientes, este cáncer parece estar aumentando en las mujeres italianas de manera leve pero constante.
El mesotelioma es una enfermedad bastante rara y por eso no existen programas de detección para el diagnóstico precoz en las personas que no están en riesgo. En el caso de las personas expuestas al asbesto por períodos más prolongados o más breves, algunos médicos recomiendan hacerse estudios periódicos (rayos X o tomografía computarizada) para monitorear cualquier cambio a lo largo del tiempo en la estructura de los pulmones que pueda indicar la presencia de un mesotelioma o cáncer de pulmón. Sin embargo, aún no queda claro si esta estrategia podría llevar a un diagnóstico precoz.
La mejor manera de prevenir el mesotelioma es evitar o al menos reducir al mínimo la exposición al asbesto. La nueva legislación exige verificar la presencia de asbesto en los edificios públicos, por ejemplo, las escuelas, pero también puede haber rastros de este material en las casas antiguas. Es importante consultar a técnicos profesionales para que verifiquen los materiales de construcción y eliminen las piezas que no cumplen con las normas. Se debe evitar realizar estos trabajos por cuenta propia, ya que un mal trabajo puede llegar a contaminar otras áreas de la casa y producir la inhalación de fibras peligrosas.
Síntomas del mesotelioma pleural maligno
Los síntomas del mesotelioma son inicialmente inespecíficos y a menudo, se ignoran o se interpretan como signos de otras enfermedades más comunes y menos graves. Los primeros signos del mesotelioma pleural pueden incluir dolor en la parte inferior de la espalda o en el costado del tórax, dificultad para respirar, tos, fiebre, fatiga, pérdida de peso, dificultad para tragar y debilidad muscular. El dolor abdominal, la pérdida de peso, las náuseas y los vómitos son los síntomas más comunes del mesotelioma peritoneal.
Análisis de diagnóstico del mesotelioma pleural maligno
El primer paso para obtener un diagnóstico adecuado sigue siendo una consulta al médico clínico o a un especialista, quien indagará sobre la historia clínica para determinar si ha habido exposición al asbesto y evaluará la presencia de líquido en el abdomen o en la cavidad que rodea el corazón. En caso de sospecha de mesotelioma, se realizarán análisis más específicos.
La TC torácica con medio de contraste se utiliza para determinar la presencia del cáncer, su ubicación exacta y su posible propagación a otros órganos, además de ayudar al cirujano a decidir el tipo de intervención pertinente. Recientemente, se ha desarrollado una TC helicoidal que es más rápida y permite imágenes más detalladas que la tradicional.
La TEP se utiliza para identificar las células que crecen a mayor velocidad y corresponden a células cancerosas. Las imágenes obtenidas no son tan detalladas como las del TC, pero pueden ayudar a los médicos a comprender si las anomalías del mesotelio son en realidad tumores o lesiones de otros tipos y si el cáncer se ha diseminado a los ganglios linfáticos u otras partes del cuerpo. En la actualidad, hay herramientas que pueden realizar tanto la TC como la TEP en una sola sesión.
La biopsia es la herramienta más eficaz para confirmar una sospecha de mesotelioma. En algunos casos, se obtienen muestras de líquido del tórax (toracocentesis), el abdomen (paracentesis) o la cavidad alrededor del corazón (pericardiocentesis) utilizando una aguja larga y fina para determinar la presencia de células cancerosas bajo un microscopio. En otros casos, es necesario extraer pequeñas porciones de tejido mesotelial mediante la inserción de una aguja fina debajo de la piel o una sonda equipada con una cámara de vídeo, a través de un pequeño corte en la piel. De esta manera, el médico puede ver las áreas sospechosas y tomar muestras para luego analizarlas bajo el microscopio. A fin de distinguir con certeza el mesotelioma de otros tipos de tumores, las muestras tomadas por biopsia pueden someterse a ensayos inmunohistoquímicos (para ver las proteínas presentes en la superficie de la célula) o ensayos genéticos (para detectar la expresión de genes típicos de mesotelioma). Los análisis de sangre no suelen utilizarse para obtener un diagnóstico, pero pueden resultar útiles para confirmar un diagnóstico realizado con otras técnicas o para hacer un seguimiento de la evolución de la enfermedad durante y después del tratamiento.
Tumor fibroso solitario de la pleura: síntomas y análisis para el diagnóstico
Esta es una neoplasia poco usual y generalmente benigna. El tumor fibroso solitario de la pleura se deriva de las células mesenquimales del tejido conjuntivo subpleural. Esta forma de cáncer afecta las dos capas serosas que forman la pleura (visceral y parietal); es muy raro que comprometa el mediastino, el páncreas, el cuello, los senos nasales y los pulmones. El cáncer fibroso solitario de la pleura puede afectar a hombres y mujeres de todas las razas y edades. Se ha observado que la mayoría de estos cánceres afectan a las personas mayores de 60 años. El cáncer fibroso solitario de la pleura tiene una incidencia sustancialmente que la del mesotelioma pleural.
Esta variante del cáncer de pleura tiene un curso mayormente silencioso y a menudo, se diagnostica por casualidad a través de un simple diagnóstico por imágenes. Cuanto más grande es el tamaño de la masa, más probables y severos son los síntomas para respirar, dolor en el pecho y tos son tres de los síntomas recurrentes en los pacientes con cáncer fibroso pleural. Sin embargo, con menor frecuencia, los pacientes que padecen esta forma de cáncer de pleura pueden quejarse de anorexia, escalofríos, fiebre, hemoptisis, inflamación de las extremidades inferiores, manifestaciones paraneoplásicas (osteoartropatía e hipoglucemia por sobreproducción del factor de crecimiento II similar a la insulina), síncope y derrame pleural. En las formas de gran tamaño se puede presentar hipomovilidad del hemitórax afectado por la neoplasia.
El cáncer fibroso de la pleura a menudo se diagnostica por casualidad a través de un estudio radiológico simple, que se realiza por otras razones. Las estrategias diagnósticas dirigidas a detectar el tumor de la pleura abarcan, entre otras, los análisis de sangre de rutina, la ecografía del abdomen superior, la tomografía computarizada (TC), la TC de tórax y la RM. Algunos pacientes deben someterse a un examen adicional, la TEP, que es útil en ciertas personas con sospecha de degeneración maligna del cáncer.