En el Instituto Europeo de Oncología, hay un equipo especializado que se dedica al diagnóstico y el tratamiento del cáncer de próstata poniendo al paciente en el cetro del proceso terapéutico, con un papel activo en cada etapa.
Metodología terapéutica aplicada al cáncer de próstata (cirugía, radioterapia y supervisión activa)
Los objetivos del tratamiento del cáncer de próstata varían en función del alcance y la agresividad de la enfermedad, la expectativa de vida del paciente y la presencia de enfermedades concomitantes que pueden representar un riesgo de muerte superior al del cáncer de próstata en sí.
Para seleccionar el tratamiento adecuado, se evalúa al paciente considerando los factores pronósticos relacionados con el cáncer:
- Estadio clínico
- Biopsia de puntuación de Gleason
- Niveles de AEP
- Edad
- Comorbilidades
- Expectativa de vida
El cáncer de próstata localizado se puede tratar con cirugía (actualmente, la prostatectomía es el tratamiento más utilizado), radioterapia o supervisión activa (según los criterios del Programa Internacional PRIAS). Esta metodología implica el monitoreo simple del curso del cáncer de próstata, evaluado con una repetición periódica de la dosificación del AEP y las biopsias de próstata, integradas en nuestro centro por una resonancia magnética multiparamétrica.
Para los pacientes que pueden recibir el tratamiento radical del cáncer de próstata con fines curativos, el Instituto Europeo de Oncología ofrece un procedimiento quirúrgico asistido por robot, con el que se logran resultados excelentes en términos de erradicación del cáncer de próstata, morbilidad perioperatoria limitada con poco impacto en la calidad de vida del paciente y recuperación más rápida de los resultados funcionales en comparación con la cirugía tradicional.
La RM multiparamétrica de próstata y la introducción del sistema de evaluación PI-RADS, tal como lo publica ESUR, han demostrado ser de gran utilidad a la hora de planificar la cirugía, lo que permite identificar la ubicación más probable del cáncer de próstata y realizar análisis intraoperatorios, favoreciendo así la reducción de los márgenes quirúrgicos positivos. Terapia hormonal para el cáncer de próstata (inclusive para el cáncer de próstata con metástasis o cánceres avanzados a nivel local)
La testosterona que produce el varón estimula el crecimiento del cáncer de próstata. La terapia hormonal trata de contrarrestar esta acción disminuyendo o bloqueando la síntesis de testosterona (privación de andrógenos)
La terapia hormonal puede indicarse en los casos siguientes:
- Cánceres de próstata con metástasis o avanzados a nivel local
- Antes y durante la radioterapia, en particular, para el cáncer de próstata de riesgo intermedio y elevado
Después de la cirugía o radioterapia con fines curativos, de duración prolongada o permanente en pacientes de riesgo elevado, para reducir el riesgo de recurrencia del cáncer de próstata.
El tratamiento hormonal se puede administrar con diversas estrategias:
La extirpación quirúrgica de ambos testículos (orquiectomía bilateral) permite lograr los mejores resultados en el menor tiempo posible, reduciendo permanentemente los niveles circulantes de testosterona. Obviamente, desde un punto de vista psicológico, este método resulta difícil de aceptar para el paciente, razón por la cual en la actualidad, a menos que el propio paciente prefiera esta solución drástica para no tener que someterse a tratamientos permanentemente, la cirugía se reserva para los casos urgentes, en los cuales es necesario bajar rápidamente los niveles de testosterona para reducir la compresión de las metástasis óseas en la médula espinal (compresión espinal).
Terapia farmacológica con diversos medicamentos que pueden reducir los niveles de testosterona en la sangre, entre ellos:
- Agonistas de la LHRH (o GnRH) (hormona liberadora de gonadotropina)
- Antagonistas de la LHRH (o GnRH) (hormona liberadora de gonadotropina)
- Antiandrógenos
Según las características paciente y del cáncer de próstata, los médicos pueden indicar alguno de estos medicamentos en forma aislada o combinados (por ejemplo, agonistas de la LHRH con antiandrógenos para prevenir el llamado "brote tumoral"). El tratamiento del cáncer de próstata puede ser constante o con períodos de interrupción breves (terapia intermitente), para reducir las consecuencias de los efectos secundarios.
Análogos de los agonistas de la LHRH (o GnRH) y antagonistas de la LHRH (o GnRH)
La secreción de la testosterona es regulada por el eje hipotálamo hipofisario, desde el cual comienza la cascada de mensajes que impulsan a los testículos (y a los ovarios) a producir hormonas sexuales. Estos fármacos bloquean el estímulo inicial al hipotálamo y se ha demostrado que tienen el mismo efecto en los niveles circulantes de testosterona que la castración quirúrgica.
Antiandrógenos
La testosterona estimula la replicación de las células del cáncer de próstata, uniéndose a los receptores específicos que se encuentran en la superficie de las células cancerosas. Los antiandrógenos son fármacos que bloquean la interacción entre la hormona sexual masculina y estos receptores, algo que inhibe el crecimiento del cáncer de próstata. Causan menos trastornos de la erección, pero más dolor en el pecho en comparación con los agonistas de la LHRH. Pueden asociarse con otros fármacos en las primeras fases del tratamiento del cáncer de próstata para reducir (provisoriamente o durante todo el tratamiento), el efecto del aumento de la producción de andrógenos (brote tumoral), con el fin de reforzar su efecto (bloqueo completo de andrógenos). En otros casos, se pueden usar solos (antes o con más frecuencia, después de la intervención eventual). Los más comunes son el acetato de ciproterona, bicalutamida, flutamida.
Tratamiento del cáncer de próstata resistente a la castración
El cáncer de próstata puede progresar al aumentar el AEP, en ausencia de enfermedad remota o con la aparición o progresión de las metástasis durante o después de la terapia hormonal clásica. Estos casos se denominan cáncer de próstata resistente a la castración. Durante esta fase, el cáncer de próstata también puede crecer y progresar en presencia de dosis bajas de testosterona circulante. El docetaxel y otros agentes nuevos como el cabazitaxel, la abiraterona, la enzalutamida, el sipuleucel-T y el radio 223 han transformado notablemente el tratamiento de los pacientes que padecen cáncer de próstata con metástasis resistente a la castración. Todos estos agentes han demostrado un beneficio sustancial en términos de supervivencia. Las respuestas al tratamiento del cáncer de próstata pueden variar según las comorbilidades asociadas, el alcance y la agresividad biológica del cáncer. Los efectos secundarios asociados con el tratamiento dependen del fármaco.
Tratamiento del cáncer de próstata con metástasis, metástasis óseas y expectativa de vida
Las metástasis óseas son la razón principal de la morbilidad y la mortalidad en el cáncer de próstata con metástasis. La terapia dirigida al microentorno óseo, un elemento clave en la patogénesis de la metástasis ósea, se ha convertido en uno de los pilares del tratamiento. El hueso es un área de metástasis frecuente y en general indica un pronóstico a corto plazo en pacientes con cáncer. Una vez que el cáncer se ha diseminado a los huesos, su curación es rara, pero a menudo, se puede tratar para retrasar su crecimiento. La mayoría de las metástasis esqueléticas se deben al cáncer de mama y de próstata. En realidad, la metástasis ósea es mucho más frecuente que los cánceres de hueso primarios, especialmente en los adultos. El diagnóstico del cáncer de próstata se realiza en función de los signos, síntomas e imágenes. Gracias a las nuevas clases de fármacos e intervenciones, los pacientes afectados por este cáncer pueden disfrutar de una mayor expectativa de vida, con mejor calidad. Es necesario aplicar una metodología pluridisciplinar para tratar a los pacientes de cáncer de próstata con metástasis óseas. Las metástasis óseas se clasifican como osteolíticas, osteoblásticas o mixtas, según el mecanismo principal de interferencia con la remodelación ósea normal. Las metástasis óseas son una de las principales causas de morbilidad y se caracterizan por un dolor intenso, movilidad reducida, fracturas patológicas, compresión de la médula espinal, aplasia de la médula ósea e hipercalcemia. Las decisiones de tratamiento dependen de varios parámetros, por ejemplo, si la enfermedad ósea está localizada o generalizada, si hay evidencia de metástasis extraesqueléticas, el tipo de cáncer y sus características, el historial de tratamientos previos y la respuesta a la enfermedad, los síntomas y el estado general de salud. Los tratamientos pueden limitar o retrasar el crecimiento de la metástasis ósea y pueden ayudar a paliar los síntomas asociados, pero no son curativos. Los bifosfonatos, como el ácido zoledrónico, que se dirige directamente a los osteoclastos, el denosumab, un receptor activador del factor nuclear kappa B (RANK) que ataca un componente clave de la interacción estromal ósea y el radio 223, emisor de partículas alfa que imita el comportamiento del calcio y se dirige específicamente a las áreas de la metástasis osteoblástica que están activas a nivel metabólico e induce una ruptura de la doble cadena de ADN, se consideran tratamientos específicos para el cáncer de próstata con metástasis y desempeñan una función muy importante en la gestión de los síntomas del cáncer de próstata, dado que pueden ayudar a controlar el dolor y son fundamentales para prevenir las complicaciones esqueléticas. Así, la gestión el dolor con analgésicos y radiación se debe administrar según las indicaciones durante el inicio de estos tratamientos. La radioterapia es el tratamiento preferido para el dolor óseo localizado, en presencia de dolor óseo mal localizado o en caso de recurrencia del dolor en áreas del esqueleto previamente irradiadas.